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viernes, 2 de junio de 2017

La Raza Mapuche

Para entender Chile y su idiosincrasia, debemos conocer a sus pueblos originarios. Son varios los pueblos prehispánicos que habitaron este territorio con anterioridad a la llegada de los españoles. Por ejemplo: encontramos en el norte a un pueblo Aymara parte del Imperio Inca y en el sur al pueblo Ona o Kawescar recorriendo los canales australes y que impresionan por su cultura pesquera y cazadora en tan inhóspitos lugares cómo lo son aquellos cercanos al Cabo de Hornos. Tampoco podemos olvidar a los Rapa Nui de Isla de Pascua como una cultura polinésica distinta y tal vez ajena a las demás del continente. Todas culturas valiosas y dignas de ser preservadas, pero la que tal vez define con más fuerza el carácter nacional es la raza Mapuche o "gente de la tierra" cómo dice su origen etimológico. Fueron llamados " araucanos " por los españoles, nombre por el que fueron conocidos hasta hace poco y del cual ellos reniegan pues consideran verdadero el nombre que su nación tenía antes de la llegada de los conquistadores. Y fue precisamente un conquistador, don Alonso de Ercilla y Zúñiga, el que primero da a conocer a esta raza indómita en su poema épico y obra maestra del siglo de oro " La Araucana ": "La gente que produce esta tierra es tan granada, tan soberbia, gallarda y belicosa, que no ha sido por rey jamás regida ni a extranjero dominio sometida". No quiero hacer una alocución patriótica ni menos gritar lo orgulloso que me siento de ser chileno. Tan solo quiero dar a conocer lo que significa para un pueblo resistir por casi cuatrocientos años al Imperio Español primero y a Chile después como Estado soberano. Es fácil investigar y hacer un relato historiográfico de lo que fue la Conquista de Chile. De la llegada de Almagro y Valdivia, de Michimalonco y la destrucción de Santiago. Podemos hablar de Lautaro y sus hazañas, de Caupolicán, de la muerte de Valdivia en Tucapel, en fin, llegar hasta el desastre de Curalaba en 1598. Pero, ¿qué pasó después con los mapuches?. Son pocos los que realmente se han empapado con la historia de este pueblo en los siglos XVII, XVIII y XIX. Con la batalla o desastre de Curalaba, termina el período en la Historia de Chile denominado "Conquista" y se inicia otro llamado " Colonia". Esta fue una derrota mayúscula para la corona,  marcada por la muerte del gobernador Oñez de Loyola y la destrucción de las principales ciudades del sur. La primera reacción española fue responder con la misma moneda y su primera táctica lo que podríamos denominar una "política del terror" que consistía en una guerra despiadada que buscaba el sometimiento y esclavitud de los indigenas. Lo anterior trajo como consecuencia una mayor fiereza y resistencia por parte de los mapuches e intereses comerciales creados en el mercado de esclavos. Dicha estrategia fracasó y se pasó a otra defensiva que reconocía una frontera en el río BíoBío.Esto implicó un reconocimiento tácito además de la independencia mapuche. El ejército español, durante este período, solo marcó presencia en defensa de esta frontera. Se intentó sin éxito evangelizar a los mapuches provocando más apego aún a sus costumbres y cultura. En 1625, y por directrices del mismísimo rey Felipe IV de España, se volvió a una política ofensiva con victorias y derrotas sucesivas para ambas partes, más bien, parecida a una guerra de desgaste sin victorias concluyentes para ningún bando. Lo anterior derivó en los "Parlamentos": reuniones acordadas en un punto neutral dónde se discutían términos de paz. El primero de ellos fue en 1641 a instancias del Gobernador Francisco López de Zúñiga y Meneses. Por un lado se reconoció la independencia del pueblo mapuche,  y por el otro la soberanía española en los territorios al norte del Bío Bío, todo con la intención de lograr una paz duradera. Los "Parlamentos", o verdaderos tratados de paz, funcionaron hasta el alzamiento general que lideró el Mestizo Alejo en 1655 y que fue provocado por los malos manejos del Gobernador Antonio de Acuña y Cabrera. En este alzamiento tampoco hubo un claro ganador y la guerra se estancó en una paz inestable y precaria llena de incursiones o ataques relámpagos tanto por parte de españoles como de mapuches. Dicha situación se mantuvo hasta fin de siglo y continuó hasta el siglo XIX. Fue en este período que se reconoció y estabilizó una frontera y se privilegió el comercio con los indigenas. Esto trajo cómo consecuencia un decaimiento en su espíritu guerrero, además, de una merma en su población derivada de enfermedades europeas y alcoholismo. No hubo cambios en todo el período colonial. Chile conquistó su indepencia y no fue hasta 1862, es decir ya bien entrada la República, que el gobierno inició acciones militares con la intención de incorporar definitivamente este territorio a su soberanía. Se inicia una guerra de conquista que duró diecinueve años y con la táctica de ir ocupando territorio y fundando ciudades. Así surgieron Angol, Temuco y Villarrica en la segunda mitad del siglo XIX. A diferencia de la conquista española, que era de explotación económica y comercial, la chilena buscaba el poblamiento y ocupación del territorio. Se necesitaban las tierras y no a los indigenas, sin embargo, y contrario a lo que sucedió en Argentina, en Chile la fama guerrera asociada a las hazañas de sus líderes, mitología ya enraízada en el pueblo chileno cómo inspiración y ejemplo de bravura, impidió su exterminación. Y así fue como solo hasta 1881 se incorporó el territorio mapuche definitivamente a la soberanía de Chile, historia que nos relata cómo un pueblo que sin duda no tuvo la importancia cultural de Incas, Mayas o Aztecas, fue capaz de luchar por su libertad con valentía y tozudez durante casi cuatrocientos años. Repito que mi intención no es hacer una alocución patriótica, si no más bien, dar a conocer al único pueblo originario de América que resistió con éxito y contuvo a la conquista española. Saludos.

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