Tres días en Buenos Aires y de los cuales no estoy para nada arrepentido. Tenía una deuda con Argentina: estuve dos o tres veces en Mendoza, conocía Bariloche y Córdoba, la recorrí por tierra hasta el Uruguay, pero me faltaba su capital, Buenos Aires. Camino hacia el hotel me encontré a boca de jarro con el obelisco, corazón de la ciudad y cruce de las avenidas 9 de Julio con Corrientes. Aquí se concentra la vida nocturna, me pareció un pequeño Broadway que se ilumina en la noche con aire neoyorquino. La ciudad tiene un aire europeo, anchas avenidas como El Libertador adornada con parques y monumentos que le dan un toque parisino. Respiré al verme en el cruce de los paseos Florida con Lavalle. Por la mañana visité la Plaza de Mayo, contemplé de cerca la Casa Rosada y entré a la catedral a mirar el mausoleo del General San Martín. Más tarde visité el barrio de La Boca y pasee por Caminito. Almorcé en Puerto Madero, construcciones portuarias de ladrillo que las convirtieron en cuadras de parrilladas y tratorias para turistas. Por la noche asistí a un espectáculo de tango, me pasearon por la música de Gardel y Piazolla, me dieron una lección de bandoneón. A la tarde recorrí en barco el delta del Tigre, una aventura en medio de los riachuelos e islas del Río de la Plata en esa zona, por fortuna me tocó sol. Al otro día tomaba el vuelo de vuelta con la sensación de haber pasado tres días inolvidables. Saludos.
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lunes, 27 de marzo de 2006
Buenos Aires
Tres días en Buenos Aires y de los cuales no estoy para nada arrepentido. Tenía una deuda con Argentina: estuve dos o tres veces en Mendoza, conocía Bariloche y Córdoba, la recorrí por tierra hasta el Uruguay, pero me faltaba su capital, Buenos Aires. Camino hacia el hotel me encontré a boca de jarro con el obelisco, corazón de la ciudad y cruce de las avenidas 9 de Julio con Corrientes. Aquí se concentra la vida nocturna, me pareció un pequeño Broadway que se ilumina en la noche con aire neoyorquino. La ciudad tiene un aire europeo, anchas avenidas como El Libertador adornada con parques y monumentos que le dan un toque parisino. Respiré al verme en el cruce de los paseos Florida con Lavalle. Por la mañana visité la Plaza de Mayo, contemplé de cerca la Casa Rosada y entré a la catedral a mirar el mausoleo del General San Martín. Más tarde visité el barrio de La Boca y pasee por Caminito. Almorcé en Puerto Madero, construcciones portuarias de ladrillo que las convirtieron en cuadras de parrilladas y tratorias para turistas. Por la noche asistí a un espectáculo de tango, me pasearon por la música de Gardel y Piazolla, me dieron una lección de bandoneón. A la tarde recorrí en barco el delta del Tigre, una aventura en medio de los riachuelos e islas del Río de la Plata en esa zona, por fortuna me tocó sol. Al otro día tomaba el vuelo de vuelta con la sensación de haber pasado tres días inolvidables. Saludos.
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