Esta parte del mundo vive inmerso dentro de lo que denominamos "Cultura Occidental". Son innegables los matices que existen en distintos países: Por ejemplo; Latino américa encuentra una influencia pre - hispánica que sucumbe ante la fuerza de la base que sustenta la cultura europea. La sabiduría de nuestros pueblos originarios son parte de la herencia que dejaremos a nuestros hijos, sin embargo nos gobierna el modo de vida occidental y de este nos sentimos parte. Damos por sentado que pertenecemos a este mundo y adherimos a sus valores cómo que existe el sol y el agua, pero sin detenernos a pensar cuales son estos valores y cómo surgen. Se trata de responder a una de las preguntas fundamentales del hombre: "¿De dónde venimos?". La "Cultura Occidental" es una concepción del mundo y la vida que tuvo su origen en cierto ámbito territorial y desarrollada por grupos sociales determinados. En sus inicios se desarrolló solo en esos territorios como una forma de exacerbar una identidad propia distinta a la de sus vecinos. Sin embargo, a partir de un momento empieza a expandirse y sus portadores a difundirla con un éxito tal, que llegó a justificarse una supremacía universal. Los estudiosos distinguen en la "Cultura Occidental" tres componentes. El primero es el romano: En el Imperio Romano conviven dos áreas. La región oriental constituida por pueblos cultos y de alcurnia que ejercieron sobre los propios romanos una influencia fundamental. Tal es el caso de Grecia, parte integrante de la romanidad. Al otro extremo existe una región occidental habitada por tribus de escaso desarrollo. Al cabo de poco tiempo sus tradiciones desaparecen, son sumergidos en un orden impuesto por los conquistadores romanos que pasa a ser propio. La organización de la familia, el régimen patrimonial y las relaciones económicas supusieron un método uniforme para enfrentar los desafíos de la vida que deja huella profunda en el espíritu occidental. A mediados del Imperio irrumpe el Cristianismo, el segundo componente. Considerado una superstición al comienzo y de origen oriental, agrega una noción clave a la "Cultura Occidental": La supremacía de una vida eterna, y que nos espera después de la muerte, por sobre la terrenal. El objetivo del hombre es la salvación de su alma y no la riqueza ni el poder. El amor humano, el goce intelectual, el refinamiento de la sexualidad quedan supeditados a la búsqueda de una vida eterna, concepción que destruye la idea romana misma de la existencia y que la lleva a su grandeza. Un Imperio en crisis y socavado por ideas cristianas encuentra el tercer componente: El germánico. Provenientes del norte, las tribus germánicas invaden el Imperio buscando mejor vida y traen ideas libres sobre el hombre y la naturaleza. Era una cultura basada en el valor y la destreza. Sus individuos aspiran a una heroicidad conseguida en combate que permite acceder a una aristocracia terrateniente que mantuvo el poder en los reinos formados a continuación del Imperio. Estos tres elementos confluyen en la Edad Media y dan origen al Feudalismo, un orden social basado en clases y fruto de una serie de pasos destinados a resolver situaciones concretas desprovisto de una teoría general. Las monarquías no son eficaces en el otorgamiento de seguridad frente a amenazas locales y se le otorga autoridad política y militar a los terratenientes. Es un sistema basado en la desigualdad y el privilegio. La heroicidad en combate justifica la aristocracia y proviene de un elemento germánico sometido a una Iglesia que lo pone al servicio de una idea trascendental. El elemento romano se conserva en los conventos y duerme por siglos a la espera de que las clases bajas desarrollen la banca y el comercio. La lucha contra las tendencias teocráticas de la Iglesia más la búsqueda de la riqueza por parte de una burguesía hija de la servidumbre, hacen renacer al elemento romano y llega el Renacimiento. Dios deja el centro del universo y se vuelve a los métodos antiguos para estudiar la naturaleza. El estudio permite desarrollar una técnica que otorga acceso a la riqueza madre del capitalismo. Es la época de los inventos y descubrimientos, del despotismo ilustrado y de la filosofía política de Hobbes, Locke y Rousseau. Triunfa la democracia y surge la Revolución Industrial. La técnica desarrolla nuevas fuentes de energía y sistemas mecánicos que alteran la relación de los factores productivos. La materia prima es transformada en productos elaborados, aparecen nuevas necesidades que deben ser estimuladas y así absorber una producción de bienes de consumo a escala insospechada. Lo que antes era privilegio de pocos ahora es accesible a cualquiera. De su tradición romana y cristiana proviene la tendencia a ser universal. Occidente se da a la tarea de conocer hasta el último rincón del planeta y llegar a la Luna, está convencido que sus principios son aplicables a todos los hombres sin importar tradiciones o hábitos. Toma posesión del mundo seduciendo con eficaz difusión de sus medios técnicos. La higiene y la medicina, la alfabetización de las masas y la tecnificación industrial son parte del proceso. Las áreas del planeta que por siglos se mantuvieron alejadas de su influencia, hoy son occidentalizadas y esta es la paradoja hoy de la Cultura Occidental. El mejor ejemplo de lo anterior es Japón, un país que absorbe las herramientas entregadas por Occidente y capaz de competir con él en su terreno. Es la nueva etapa de la Cultura Occidental, una época dónde la supremacía de los que participan en el sistema no estará dónde se originó. Para algunos comenzó la declinación, pero el destino del hombre y su cultura consiste en morir y renacer en las nuevas generaciones. Saludos.
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