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domingo, 21 de junio de 2020

¿ Por qué los griegos ?

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Escribo este post en Junio del 2020 y los tiempos que vivimos  son difíciles. Por un lado, tenemos una pandemía que  no da tregua y golpea al mundo entero. Por otro, un conflicto político - social que se manifiesta con fuerza sobre todo en mi país, Chile. A pesar de la gran cantidad de emociones que me embargan, de mis preferencias personales y de lo que estimo que es correcto, he intentado mantener la racionalidad y darle una explicación lógica a estos acontecimientos. Observo a la gente que protesta, a los descontentos y también a los que defienden el sistema. La realidad parece abrumadora pues; y no obstante lo que pudiese ser la legitimidad de sus demandas, noto en todos ellos un profundo desconocimiento, además de, y lo que es más grave aún, una total falta de conciencia acerca de como el mundo llegó a ser lo que hoy es. Así nos encontramos con que los valores sobre los cuales construimos nuestras vidas, los pilares fundamentales de la sociedad se rigen por leyes e instituciones que son producto de miles de años de desarrollo y evolución. Procesos históricos que, en general, la población ignora. Hace ya un tiempo que vengo sosteniendo la imposibilidad de un desarrollo sustentable sin una comprensión, a cabalidad,  de los principios sobre los cuales se ha construido la cultura occidental. Aquellos que, incluso sin darnos cuenta, gobiernan nuestras vidas y forman los cimientos sobre los cuales descansa nuestra civilización. Creo que el desarrollo técnico - científico debe ir de la mano de un desarrollo moral que nos permita convivir en paz con los demás seres humanos y la naturaleza. Pero choco con la realidad al constatar que ese desarrollo armónico entre Ciencia y Moral  no se da hoy con facilidad. Desgraciadamente, desde una perspectiva científica, los hombres poseemos en nuestros días la capacidad de auto destruirnos en un abrir y cerrar de ojos. Es decir, tal vez hemos llegado a la cumbre del desarrollo científico sin que el desarrollo moral haya superado siquiera la edad de piedra. Por lo anterior, siento que son tiempos propicios para la filosofía, de rebobinar, repensarnos y, ojalá estemos a tiempo, de volver a los principios básicos que dieron origen a este hombre del siglo XXI que, a su vez, lleva sobre sus hombros el peso de siete u ocho mil años de historia. No soy filósofo profesional ni poseo estudios formales de filosofía. Soy universitario, eso si, y siempre apasionado de la cultura y el conocimiento. Convencido de que la educación de hoy consiste en una fábrica de especialistas sin una visión integral de lo que es el ser humano, me di a la tarea de estudiar, con un poco más de detención, a la Grecia antigua y a los siete sabios, a los maestros presocráticos, también al mismo Sócrates, a Platón y Aristóteles en un esfuerzo por comprendernos mejor a nosotros mismos. Entendí, y no porque lo diga un manual, que la Grecia clásica es la cuna de nuestra cultura. Aprendí que lo importante de este período no fueron las respuestas sino que las preguntas y los métodos desarrollados para contestarlas. La verdad es que mi admiración por estos genios y padres de occidente crece de manera exponencial al tiempo que voy profundizando en mis inquietudes. Lo que seguía era obvio, me aboqué a entender porqué estos personajes surgen en ese momento y lugar. Las sorpresas, e insisto que no soy especialista en el tema, fueron grandes. Si consultan cualquier manual de filosofía, la respuesta es unánime: los griegos pasaron del Mito al Logos, el entendimiento de los fenómenos naturales empezó a darse por la razón y no por el mito o la religión. Pues bien, ahora se viene la tarea de entender qué sucedió en la Grecia antigua, de qué se trata ese algo distinto del que carecieron las demás civilizaciones de la época y que permitió a los intelectuales griegos surgir a tal punto, que hasta se dieron el lujo de descubrir el átomo. Ya sabemos que la historia de la Grecia antigua se divide en cuatro etapas: La edad Oscura, la edad Arcaica, la Grecia clásica y la época Helenística. Sin embargo, para explicarnos el surgimiento de esta filosofía cosmológica de los siglos VI y V ac en las islas del Egeo, hay que conocer en profundidad a las edades Oscura y Arcaica. Precisamente, las edades sobre las que se tiene menor información pues su conocimiento se devela, principalmente, a través de fuentes no escritas, como por ejemplo la arqueología. Durante la época Oscura y, desde un punto de vista arqueológico, están las evidencias del encuentro entre distintos pueblos nativos que habitaban la península helena y la cultura cretense o minoica, una cultura sofisticada con importante influencia de elementos egipcios. Tanto es así, que los especialistas dicen que la historia de Europa comienza en Creta. Del mismo modo, nos encontramos con el encuentro de estos pueblos originarios de la península con las invasiones indoeuropeas, aqueos y dorios que aportaron el elemento militar a la cultura griega y el hierro. Estos acontecimientos se entremezclan y no siempre se dan de forma violenta, más que hablar de "invasiones" debemos utilizar el término "asentamiento" de distintas poblaciones. No hay un orden cronológico claro que nos permita establecer un estudio sistemático del período. También se dieron fenómenos tales como la colonización del Mar Egeo y el establecimiento de los reinos micénicos, los que, a su vez, son el antecedente de las Polis o ciudades estado. Un conjunto de reinos independientes entre sí, pero que en conjunto formaban una sola identidad cultural pues compartían lengua y religión. Es la época en que se siembra la semilla de lo que posteriormente se denominaría "La Hélade", entidad cultural que jamás llegó a constituirse en unidad política. Es la época de los mitos, tema importante para lo que intentamos explicar en este artículo. ¿Qué son los mitos? En simple, son creaciones de la imaginación humana que pretenden explicar, de manera mágica o religiosa, los fenómenos que nos rodean. Son lo que hoy podríamos denominar "cuentos", pero que en la Grecia primitiva jugaban un rol importante tanto en la educación como en el imaginario colectivo. No están claras las causas de la decadencia de los reinos micénicos, algunos autores culpan a desastres naturales, otros a conflictos externos e internos, en fin, a la irrupción del hierro. Lo más probable es que sea una mezcla de todo. Lo que sí sabemos es que después del siglo XII ac, y hasta el VIII ac, se produce un vacío histórico dónde se desconoce lo que sucedió en Grecia durante cuatrocientos años, desconocimiento que se interrumpe solo con la aparición de Homero y sus poemas épicos "La Iliada" y la "Odisea". De allí el nombre de esta época:"Oscura". Pues bien mis queridos lectores, ahora van a entender el punto al que quiero llegar con este artículo. Unos párrafos atrás, dije que los mitos consistían en relatos populares que se transmitían por vía oral de una generación a otra, y que daban explicación a los temas trascendentes de la existencia por la magia o la religión. Eran recitados por los poetas en las plazas. Se dice que la filosofía era el camino de los eruditos y el mito el camino del pueblo. Antes de Homero, además, el mito cumplía un rol en la educación de los jóvenes puesto que, mediante ellos, se establecían con facilidad los estereotipos de la conducta humana. El bien y el mal, la fealdad y la belleza, lo justo y lo injusto, etc. Lo que lo caracterizaba era su transmisión por vía oral hasta que Homero puso por escrito el mito de Aquiles y la Guerra de Troya. Precisamente, es aquí dónde se da el punto de quiebre, la inflexión  que nos permite explicar ese algo que distinguió a los griegos. Y se trata de un fenómeno tan natural para nosotros que ni siquiera reflexionamos y menos tomamos conciencia de que tuvieron que pasar tres mil quinientos o cuatro mil años para que mediante la escritura, desde su aparición en Mesopotamia hasta la invención del alfabeto fonético, los hombres fueran capaces de escribir con detalle un relato de esas dimensiones. Me gustaría que nos detuviéramos un minuto, que tomaran una novela o un poema cualquiera y lo leyeran. Por favor, descubran que tan solo se trata de signos que representan sonidos y que, en distintas combinaciones, forman palabras. Sin embargo, la cantidad de sensaciones, imágenes, pensamientos e ideas que nuestro cerebro construye a través de ellos es infinita y maravillosa. El alfabeto fonético es uno de los grandes hitos de la humanidad así como el dominio del fuego o la rueda. Lo inventaron los fenicios para luego ser adoptado y perfeccionado por los griegos con la incorporación de las vocales. Nuestro alfabeto es el latino o romano, pero el principio es el mismo: signos que representan sonidos. Lo que existía antes era la escritura ideográfica como en  China, Japón o Corea. Una escritura compleja y que, en el antiguo Egipto, solo dominaba una élite: los escribas. El alfabeto fonético, en cambio, permitió masificar la cultura. Los griegos eran un pueblo letrado. Los niños aprendían a leer y a escribir en las escuelas. Cómo ya se darán cuenta, este es el germen de la gran filosofía griega. Un alfabeto que masificó el aprendizaje y, como consecuencia, surgen los grandes pensadores. Homero y sus poemas son la primera manifestación de este fenómeno y con él nace la literatura. Poco sabemos de Homero, tan solo quedó su obra. Es más, incluso algunos niegan su existencia y, según ellos, no se debiese hablar de Homero sino que de "poemas homéricos" ya que los atribuyen a varios autores. Se dudó también acerca de la veracidad de los sucesos allí narrados puesto que"La Iliada" y "La Odisea" fueron escritas cuatro siglos después de que estos hechos, si es que ocurrieron, ocurrieron. Fue, sin embargo, a fines del siglo XIX que un arqueólogo prusiano, Heinrich Schliemann, excavó en lo que, al parecer, son las ruinas de Troya y demostró que "La Iliada" describía escenarios históricos. Los poemas homéricos son la base de la cultura griega y equivalen a La Biblia cristiana o al Quijote de la lengua castellana. La educación en la Grecia clásica partía de su análisis y memorización. Ahora, los textos homéricos son al mismo tiempo artísticos e históricos ya que, en ellos, hay un manejo pulcro del lenguaje.  Lo anterior trajo una consecuencia de la máxima importancia y es que, gracias a este manejo pulcro y cuidado del lenguaje escrito, el conocimiento empieza a transmitirse por la vía literaria. Es así que, gracias a los diálogos de Platón, conocemos a Sócrates y otros personajes. Nos encontramos con la pluma excelsa de Esquilo, Sófocles y Aristófanes. Aparecen los Heródoto, los Hesíodo, los Hipócrates y, también, los Aristóteles. En fin, surge la cultura occidental. Y este es el punto al que quería llegar. Les quería demostrar que son muy pocos los que comprenden que previo a toda nuestra cultura, que antes de que surgieran las matemáticas, la medicina, la física, la química o la astronomía, la política y la democracia como las entendemos hoy, primero debieron darse estos supuestos. El alfabeto fonético y la transmisión del conocimiento por la vía escrita o literaria. Ambas creaciones del intelecto humano. Y previo a esto, otros supuestos como el dominio del fuego, la creación de la rueda o el descubrimiento de la agricultura. Miles de años de evolución e historia. En un intento más por hacerles comprender nuestro mundo, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Aún con la esperanza de que de una vez por todas, se entienda que nuestros mayores o menores privilegios no han llegado hasta nosotros porque crecen de los árboles sino que son el producto de siglos de esfuerzo y trabajo, me despido. Saludos.





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